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No puedo soportar la verborrea
que me deja sumido en la ignorancia,
como recuerdo antaño la arrogancia
que siempre terminaba en vil pelea.
Pues sutil se mostraba la odisea
que disfrutando al reprimir la infancia
sólo vio que aumentase la distancia
entre mi corazón y la mar fea.
Porque al nacer no tuve muchos dones,
sometido a las fuerzas naturales,
remar muy fuerte sólo me quedaba,
y así fue que domaba mis pasiones
trajinando mis cábalas mentales
porque la fe jamás me abandonaba.
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