Los más ricos elogian el trabajo
de quienes con sudor de su pellejo
sin mirarse jamás en el espejo
no se atreven a mandarles al carajo.

Y bien grande será su desparpajo
cuando ningún marqués se pone viejo
aunque ya se le arrugue el entrecejo
manteniéndose siempre a pie del tajo.

Pues nadie se enriquece honestamente
mientras persiga sólo su manduca
que no quizás la pasta por deporte,

cosa que no resulta muy prudente
para quien no se cambie de peluca
tratando de escapar sin pasaporte.

Luis Pérez