No es la prepotencia
plato que saboree con agrado
sino que me produce gran enfado
reconocer quizás que la sufro de herencia.
Y a menudo me quema cantidad la conciencia
el verme por la buenas relajado
sabiendo bien a postas que he pecado
por cualquier menudencia.
Pues así se me muestra de atrevida
mi concienzuda mente al multiplicar su ego
a tenor de los actos más comunes.
Y razón no le falta viéndose tan perdida
entre tanto inaudito desapego
ante juicios corruptos de personas inmunes.
|