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Si la humildad de un hombre
camina en paralelo con su orgullo
bastante lejos quiero andar del trullo
como también diría de un fiscal de renombre.
Pues no logro que nadie de mis actos se asombre
por sacar plata del menor chanchullo
creyendo que el negocio sea suyo
aunque tenga mi nombre.
Así no me resulta nada extraño
que de noche me cueste conciliar mucho el sueño
entendiendo la falta de justicia,
hasta que se me vuelve lo del marrón castaño
al saber que de nada soy el dueño
y menos maldiciendo semejante franquici
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