Yo no me tomo en serio
nunca los avatares de la suerte,
pues sin remedio llegará la muerte
arrancando de cuajo siempre cualquier misterio.
Tal vez cuando me encuentre fiambre en el cementerio
al mantener el cuerpo bien inerte
seguramente nunca ya despierte
vivo en un monasterio.
Vivir en el presente sólo cuenta
porque del más allá saber sabemos poco
tomando la razón por experiencia,
pues puede que a menudo la tripa se revienta
hasta tal punto de ponerme loco
por tratar de entender la más simple creencia.
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