El mal gusto, el poder y la arrogancia
son dones que el dinero nos ofrece,
pero que a los demonios pertenece
organizar con su mayor prestancia.

Por temor me refugio en la distancia
porque tanta avaricia me enloquece
y a la virtud jamás la fortalece
dejando al margen toda tolerancia.

Con lo que gano vivo y me mantengo
poniendo en entredicho mis carencias
si acaso sin pudor se manifiestan,

pues de la más humilde cuna vengo
sin entender jamás las diferencias
que sin duda a la postre me molestan.

Luis Pérez