Si al menos estuviera prevenido,
no sería un decir, por ti me muero,
cuando dudé si amar con mucho esmero
me facilitaría el huir del nido.

Hasta puede que viva consentido
cosechando mi fama de agorero
como siento asumir mi amor entero
soñando entre los brazos de cupido.

Pero poco entusiasta a las peleas
no quiera Dios encuentre mi otra estima
donde las llagas duelen y más queman,

donde pocas serían mis ideas
siempre que convertidas en la sima
de todas mis creencias, nada teman.

Luis Pérez