Si acaso fuera con la misma boca
que beso y amo, válgame el destino
si acierto a responder como un marino
teniendo la cabeza clara y loca.

Porque si mi conciencia se disloca
según su pensamiento cristalino
mi vida puede ser un desatino
y la prudencia nunca se equivoca.

Hoy no niego decir aunque ya es tarde
que me haya presentado en este mundo
con el solo proyecto del apego,

si es que mi corazón a capricho arde
cambiando de opinión en un segundo
según qué ráfaga sacuda su ego.

Luis Pérez