Por si acaso me surge alguna queja
levantando los brazos hacia el cielo
no trato de alcanzar ningún consuelo
bajo una oscuridad que me proteja.

Ni queriendo engañar a mi pareja
cambiaría placer por un camelo
porque sin menear los pies del suelo
toda sinceridad se despelleja.

Porque quien disimula el malestar
llevando en su interior el sufrimiento
pronto comenzarán sus alborotos.

Porque quiero evitar el palpitar
tardío y sin demora cara al viento
sorteando pisar mis sueños rotos.

Luis Pérez