No se van a asustar mis labios tiernos
si pudieran hallar tu boca ardiente
y mi alma enamorada lo presiente
adentrarse tan cerca en sus avernos


Tendrían que pasar muchos inviernos
para poder juzgarme diferente
hasta que se retiren de la mente
todos los sentimientos casi eternos

Ya no escucho tu canto en la mañana
tocando mis sentidos tan temprano
cuando ansiabas contarme cada sueño

Y ascendiendo despacio la montaña
el final se veía tan lejano
que en la vida agotamos todo empeño.

Luis Pérez