Siendo mis faltas y culpas
de tan dudosa envergadura
no me invade ninguna preocupación
que la conciencia registre
bajo mi piel cambiar de vida
No me propongo el amor interesado
aunque me encuentre al descubierto
sin otro anhelo que mi salud mental
muestro siempre mi admiración
a todo el que venda su alma al diablo
por un puñado de razones
Porque cuando el placer se sacia
tan deprisa como el hambre
no ha debido a bien nacer
quien haga sentir al mundo
de vértigo sus placeres.