Tomando el pulso a la paciencia
siento con el peso del tiempo
como si unas manos invisibles
venidas de pronto de otro mundo
desataran mi lengua de sus yunques
liberando al alma su silencio
y trataran de dar un poco de vida
a tanto desánimo contenido
Como muestro muy a mi pesar
esa indiferencia concernida
en descubrir quien tan bien guarda
el secreto de lo divino
sin saber manejar con pericia
el ramalazo de fe inconfesable
que emerge de lo más profundo del alma
en los momentos más comprometidos.