Hoy mis ojos han atravesado esa nube
que limita el día con la noche
sin poder aplacar esa angustia
que me puede cuerpo a cuerpo
acompañando incrédulo el umbral
que separa la vida de la muerte
Y quisieran mis manos palpar
el instante en el que la vida se despide
murmurando por los cinco sentidos
un adiós que no se comparte pero que duele
Pero en manos del sueño infinito
como si el alma se escapara del cuerpo
nuestros ojos se miran inútilmente
como viajeros camino del olvido
tal vez compadeciendo la misma suerte.