Y no quiero ni pensar
que cada mañana tenga
que vestirme de fuera a dentro
con una máscara diferente
renegando del firme propósito
a ser obediente animal de carga
tan desarmado de credos
como de anhelos el pensamiento
Pero como no es eterna
ninguna primavera
ni ríe el viento en su guarida
cuando anuncia tormenta
así deberá ser mi alma
siempre guardando velas
sin dejar que nadie se allegue
a su yo más profundo
cuando el orgullo le puede.
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