Si toda mi vida cabe en una mochila
no parece tan descaminado
que cuando el hambre no aprieta
ni la pasión excita
me acomode a las reglas del juego
Contagiado por el veneno de la duda
la experiencia me dice
que no debo fijar precio a una sonrisa
pero cuánto me gustaría saber
si alguna vez voy a disfrutar que la luna
me bese con sus labios de plata
Porque nadie ignora cuánto
pesa el mundo de por vida a cuestas
ni el lastre que se arrastra en la conciencia
perdiendo pie en la confianza
sin poder ocultar las heridas que más avergüenzan.