Prendido y mirando al cielo quedo
porque tengan tus ojos tal pujanza
y no pierda tu corazón su confianza
que desplegar el vuelo ya no puedo
Que la dicha nunca se muestre ingrata
privando a la vida de todo su empeño
mejor se ocupe cada cual de su sueño
sin sacar a relucir la envidia que mata
No se satisface en amores mi alma
y lejano estoy de complacer antojos
si por ahora rehuyo la preciada calma
Pues nada que no entre por mis ojos
me hará tragar saliva de tu palma
aunque me lo pidan tus labios rojos