Lejos del arrebato de la pasión
una vez roída por el paso del tiempo
y lágrimas de antiguas batallas
aún no acaba de desnudarse mi alma
del vendaval de prejuicios que la asolan
Y no pasan días que me tiente abandonarle
a la inconsciencia más absoluta
aún a riesgo de que el juez más severo
con su coraza me descalifique
pero inquieto y triste la dejo en su camino
cargada de pesados desasosiegos
sin que logre ocultar la verdad que se niega
Y es que el alma como el corazón
no deben tomar caminos diferentes
en el gozar como en el penar han de llegar a acuerdos
sin buscar más amparo que el de sus sombras
y la soledad de sus añoranzas.