No existe el olvido
para un cuerpo malherido
por más que corra la mente
entre ríos que más agua lleven
La angustia de la ausencia
lastima sin cesar el recuerdo
tanto más cuando la ansiedad
de estar donde no se quiere
tortura sin tregua el presente
No queda lugar para el gozo
contra lo que la mente proyecta
el cuerpo se rebela
y en su inútil arrebato
sólo logra poner al descubierto
cuanta miseria le deja en evidencia
No me resigno conforme
a vivir sin lucha la tristeza
a llevar una existencia de congoja
forjando en balde las reglas
de la que ha de ser mi cárcel.
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