Cuando una y otra vez
me sienta rechazado
por unos brazos indiferentes
rescataré de nuevo mi orgullo
de su ya maltrecho lecho
a la felicidad de estas cuatro paredes
afilando con esmero la espada del destino
a hierro y desapego
que ha de marcar mi suerte
Así todo lo que el cielo disponga
con decencia será un presente
Oh graciosa Fortuna
guánta gracia merezco
si todo intento por acercarme al fuego
no pasa del desacierto
Sin fe ni esperanza
el acoso sin temor será más certero
Nadie querrá hacerme daño
pero si alguien ha de soñarme
no sabe cuánta zozobra le espera.
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