Tanto me obligaron
a creer en Dios a la fuerza
como única razón de mi existencia
plagada de privaciones y castigos
que necesité negarlo para creerlo
Tanto anhelé que existiese
para mi mente confusa
otros niveles de existencia
que me impidieron acariciar
la que a manos disfrutaba
y ante mi propio desconcierto
no lograba grabar sin heridas
mis profundos pensamientos
Tanto insistieron con amenazas
que no me creo con el alma sufiente
de abrazar con todas mis fuerzas
el desarraigo con el que más daño me hago.
|