Por fin hoy
tengo muncho tiempo
para soñarte
y aunque no pueda arrullarte
entre mis brazos
me queda tu recuerdo
que acompaña suficiente
Lejos de tus caricias
ya no siento la queja de mi llanto
ya sólo te quiero
en tu anhelada senda
como aún te respeto
Sin embargo somos los mismos
pero no de la misma manera
hasta que el tiempo indiferente
con su sonrisa de piedra
nos convierta sin remedio
en extraños auténticos.