Que nada se interponga
ante nuestros labios
al besarse
Ningún muro se levante
entre nuestros pechos
al abrazarse
Que cortina alguna se alce
ante nuestros ojos
al mirarse
Nada nos hace falta tanto
que impida a nuestros cuerpos
amarse
sin necesitar el permiso ajeno
tan libres como seguros
sentirse el uno
diferente del otro
Ya no es tiempo para exhibirse
ni esconderse de nadie
en este mi camino
donde de todas las maneras que conozco
sigo poniendo incansable
cada una a mi manera
piedra sobre piedra.
|