Los inútiles
Vemos llover tras la ventana
empañando de bobo aliento
los ya empañados cristales
Y no los secamos
sino que nuestra mano
cargada de ánimos
escribe sus versiones
Los inútiles
recogemos flores
las que nadie admira y quiere
y encargamos su custodia
al más arrogante de los jarrones
Hasta que su deshonra
se deshaga en nuestras manos
Arrogancia hecha añicos en el suelo
por unas inocentes flores
A los inútiles
Nos envían por el pan
pero regresamos con el vino
Los inútiles
reímos al día serio
y somos serios ante el forzado jolgorio
Y así los inútiles
hacemos cantidad de favores
a los que necesitan alardear de sus grandes valores
o saberse eficaces y poseedores de perfecciones
Porque ya encontraron a quien censurar
a quien mirar por encima del hombro
A nosotros los inútiles
que ¡para algo servimos!
para diferenciar cuando
algo o alguien es útil... o inútil
Inspirada en un poeta, que profesionalmente se definió como “Inútil”
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