Ya no me desviven tus letras,
por fin no me quitas el sueño,
sin querer formas parte del pasado,
ya no eres del instante el dueño.
El amor verdadero es el sosiego,
el amor que ahora me arropa,
no hay ni un solo requiebro,
es mi paz, y a su ternura me pliego.
Te leo, y ni siquiera siento,
observo que todo en ti es lamento,
y veo que el tiempo pasado pasó,
quedas en un soplo al son del viento.
|