La vida no pregunta, me quita,
lirios, azucenas y orquídeas,
las flores mas preciadas,
pero supe buscar la fragancia,
de la rosa, mimosa y margarita.
Vi en el adiós de un amigo,
la mejor sonrisa y caricia,
al elevar su mano sin prisa,
desde la última esquina.
Supe ver amor y amistad,
a pesar de las despedidas,
sé que cada cual camina,
como sabe, como puede,
de sus idas y venidas.
Y que nada es para siempre,
ni siquiera el cauce del río,
ni sus aguas, ni su orilla,
todo cambia a su paso,
la corriente arrastra encinas,
malezas y nuevas briznas.
Mas todo regresa de nuevo,
el sol creando con su energía,
la vida con el esfuerzo,
el amor perdura y sus caricias.
Porque si no llega se busca,
allá donde lo guarda,
celosamente la familía,
allá donde el amor puro anida,
para traernos la paz serena,
que un dia el miedo nos priva.
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