Soledad que me retas,
no te atrevas con esa valla,
aun estoy afuera,
aun me quedan agallas.
Hoy enfrentados la cara,
viste que no te temo,
que puedo sola saltarla,
esa maldita trampa,
que tiendes inesperada,
para ganarme la batalla.
No te creas que me fio,
de esa mueca casi santa,
sé que es puro engaño,
no afiles pues tus grafios,
que esta vuelta se ganarla.
No vas a hundirme, no,
aunque me des la espalda,
sabia que pasaria esto,
la honestidad galopa,
y la verdad es delgada,
mientras la hipocresía,
la piel a tiras me arranca.
Silencio que me conoces,
noche que me acallas,
lo que mi mente razona,
y lo que mi alma guarda.
Hoy te fuiste sin entender,
lo que sin voz te gritaba,
recogiendo sus poemas,
y se fue sin decir adios,
en la noche, de madrugada.
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