Pude hoy ver tu tibieza,
como te zarandea la vida,
sucumbiendo a los ataques,
sin esfuerzos por luchar,
ante cada nueva embestida.
Recordé mi tiempo sin risas,
no todo era dicha, mas
ante el gris inesperado,
labré mis propias alegrías.
Remé fuerte contra corriente,
crucé sin miedo, denuevo la ria,
amarré primero bien mi barca,
para que no se fué a la deriva.
Al cruzarme hoy con Morfeo,
procuré ser muy comedida,
sigo dueña de mis sueños,
sin renunciar nada a la vida.
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