Veo el agua clara
del Guadalaviar,
sus riberas tranquilas,
su inmensa paz.
Arrullo singular,
música original,
refugio esperado,
lejos del mar.
Pero hay si miro,
sus aguas voy a tocar,
y quién no bebería,
de su manantial?.
Que bonito perderse,
en su remanso fugaz,
imaginar mil juegos,
bajo el árbol colosal.
Que mima tus aguas,
y permite que alguien
se bañe al pasar.
pisando sus piedras,
sin miedo a resbalar.
Su herida será limpia,
esperada, conocida,
como el curso del río,
trazado al azar.
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