Hay viento de otoño en la ladera
y nubes que tañen a tormenta.
Hay hojas que vuelan y revuelan
buscando el camino del arroyo.
Hay perros que corren al rocío
mientras el Sol se apaga lentamente.
Hay regresos que acercan sus figuras
apurando el paso hacia las casas.
Hay un mantel vistiendo de lisura
la mesa del pan y la ternura.
Hay aromas de caldos y pucheros
y de carnes brotando de los fuegos.
Y una puerta que se abre a los afectos
Y unos brazos y besos de llegada.
Hay cristales opacos a la calle.
Hay aromas de amor en cada plato.
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