Te miré con el alma
alejar de a poquito.
Te miré las espaldas
la sonrisa de niño.
Sonreí con mi afuera
lagrimeando mi adentro.
Te miré hasta no verte
y lloré sin respiro.
Y mi vida es hoy eso
esperar tus partidas.
El dolor es el mismo
la distancia infinita.
Pero ven tantas veces
como quiera el destino
que estaré tras la puerta
esperándote, hijo.
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