No puedo dejar de mirar tanto abandono
tanta luz de esperanza amanecida.
Y mis pasos van lentos o apurados.
Y tus pasos van lentos o apurados.
Y hay un tiempo de búsqueda y recelo.
Y hay un tiempo de entrega y de alegría.
Es tu paso al lado de mis pasos.
Es tu firme presencia junto al leño.
Es tu dulce mirada mientras leo
y esa entrega de amor que me regalas
lo que hace real este milagro
del encuentro total de un caminante
que vio sus noches de terca compañía
en medio de trizas de la escarcha
y frías lloviznas congeladas
que llenaban de brumas tus narinas
y de prisas mis pasos tiritados
en esa dupla que a poco va creciendo.
Ahora velas los sueños de la casa.
Ahora tienes tu plato de comida.
Ahora ladras tunante amarronado
que dejaste de ser sombra perdida
para iluminar nuestro hogar con tu ternura
para robarnos el trono de la sala
con ese candor de alfombra enternecida
que busca el corazón que te hemos dado.