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Se escurrían las letras de sus manos
y caían en cálidas cascadas
desbordando las páginas en blanco.
Se secaban sus besos en el alma
y el camino feliz de las palabras
se estrellaba con rocas de silencio.
Así estaba sin lúmenes un día.
NI una luz de esperanza lo envolvía.
Ni la pluma derramaba sus pasiones.
Ni la mística del verso renacía.
Hasta que la rueca infinita del poeta
mientras el huso giraba con sus musas
hilando sus sueños con tus sueños.
fue tejiendo legiones de poemas
y por miedo a perder inspiraciones
escribió cuartillas sin desmayo
y desgranó cual nieve de ilusiones
todo el amor en páginas aladas
inundando con copos de poesía
el paisaje estival de aquel verano.
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