Miré con ilusión apasionada
el feliz recorrer de escaparates.
El sueño de rojos corazones
y delicadas flores purpuradas.
Imaginé tarjetas y llamados
en ese trámite galante
de sorprender a sorprendida dama
de regalar amor a quien se ama.
Miré con ilusión apasionada
y no encontré ofrenda tan preciada
y acaso ni una flor de valentines
para sentirme amada en fecha dada.
Mis ojos de tristeza vio un viandante
y extrajo de su ramo una caricia
una rosa de pétalos alados
que me llenó de soles la mirada.
|