Son mis ojos que lloran tanta pena.
Son sus manos que imploran en silencio.
Son los pájaros que vuelan alocados.
Son las huellas de aceros desbocados.
Escombros que ahogan dulces sueños.
Desgarros del alma y de la carne.
Cristales que nutren la calzada
herida de muerte desde el cielo.
Paisaje de calles mutiladas.
Abismo de seres macilentos
y una paloma blanca atormentada
cubierta de polvo agonizando.
Es el viento que atiza sus cabellos.
Es el humo que opaca la mañana.
Es la lluvia que esculpe los sembrados.
Es la guerra que estalla en su ventana.
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