Caminé hacia tus brazos aquel día
derrotada de besos y de afecto.
Caminé hacia tus brazos aquel día
sedienta de palabras y de abrigo.
Y encontré el refugio y la ternura
como alada vertiente de la vida
en el cáliz de tus ojos tan profundos
dulce espacio de amor y de armonía.
Caminé sin saber que te quería
entre llantos de pena contenida.
Y tu voz fue calmando mi agonía.
Y me diste tu cielo sin nubes aquel día.
|