Andrajos astillados cubren su paso,
en esa huída de trasmundo.
Libertad de cielos y de roles
que destruyen el hambre y la miseria.
Seres humanos, más que humanos
que van dejando sus jirones
en la ruta de la vida y del camino.
Seres humanos que nos miran.
Seres humanos que miramos
temiendo ser carne de ese anzuelo.
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