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(a Pablo Andrés)
¡Bienvenido!
Estás en casa nuevamente.
Estás con tus aromas de niño-adolescente.
Pero………….
Habrá que subsanar algunos temas.
Habrá que perfilar intimidades.
Dos años de vivir tus libertades,
que deberán convivir con nuestros días.
Será muy duro y muy de todos,
acostumbrarnos a compartir tus soledades,
de joven ermitaño citadino.
Sobrevivir a los apuros por el baño.
A los desvelos eternos de Mariano.
Al desparramo y pullas de la “enana”.
Habrá celos y broncas cotidianas.
Habrá que acomodar como en tu reino.
Tendrás que convivir con tus hermanos.
Con tu futuro y tus nuevos compañeros.
Con tus padres añosos y la vida.
Partiendo de premisas tan puntuales,
es posible que este regreso que es con gloria,
sea para todos memorable,
si sabemos barajar y dar de nuevo,
cuando el viento nos vuele algunos naipes.
La convivencia es cruel.
La lejanía trae nostalgia.
La inteligencia da armonía
y el afecto es camino de bondades.
Estamos juntos nuevamente.
Estamos como estamos felizmente.
Bienvenido a casa,
“tu” casa no lo olvides.
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