Manos alertas y atareadas,
libran batallas impensadas,
en lucha tenaz por tu alimento.
Y es tu manera de saciarte,
de devorar bocados y delicias,
sin expresar placeres y contentos
que apaga de a poco las hornallas
y enfría cazuelas y manjares.
¡Comensal atiza un poco!
O tendrás que comer tu cena fría.
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