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Casi relegaba la escritura, el tiempo
escamoteó parte de mi alma, los años
innovaron mi presencia transformándola,
es tiempo de parar y aunque los segundos
pasan, me acomodaré en tu regazo.
Vivirás eternamente en mi ser, inclusive
después, en algún instante de otra vida,
no te dejaré de amar ya que me enseñaste
desde caminar a lograr una vida plena de
lucha y mucha felicidad.
El tiempo me quedo corto, te tengo
reservado tu privilegio de esperanza de
amor, de igualdad, de ilusión por ver los
árboles que sembraste fructíferos y
desarrollados a un nivel que no dependan
más de ti.
En mi caso quedó en proceso, un segundo
me quito la posibilidad de velar por ti
por alguna cosecha más, dejas luces en
mi mente y parte de tu alma se acomodó
en mi corazón, para poder perdonar y
seguir adelante.
Llega el ramalazo en silencio y no emerge
porque lo pediste así, pero no todo se
puede ocultar, finalmente soy tan humano
como me hiciste, que rápido paso el
segundo de tiempo.
Espérame, ahora que sabes los designios
del camino, seguro sabes cuándo volveremos
a encontramos, mientras tanto, seguiré el
camino de mi destino hasta lograr algo
que aún no sé qué es.
Hasta pronto Madre, sigo sintiéndote
a mi lado y aunque no pueda hablar
de frente contigo, sé que me escuchas,
encontraré la forma de dialogar para no
desencajar tanto, sigo aquí junto a ti
hoy y por siempre.
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