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A pesar de este día nublado,
de arena cayendo directo a mis ojos,
de sombras y frió que calan los huesos,
en un instante fugaz encontraré la eternidad
en los bolsillos vacíos, en la poca sangre que aún
puede recorrer, recordaré lo que fui, admirando simpleza,
gozando del calor sofocante del sol, de las estrellas de la luna.
No importa la soledad, marea que abraza el alma,
que quiebra el espíritu, que consume mi cuerpo,
en un rincón de la memoria guardaré los anhelos
de volver a conquistar el sonido, en la poca carne
que quede, moriré pensado en lo que viví,
golpeando en dolor, disfrutando de un suspiro
que se congela en mí.
Con todo y fin del mundo, con el suelo derrumbado
sobre mí, con la poco humanidad que esconde el mar
y se acomoda en mi ser, en un rato certero enviaré
plegarias al silencio, en el poco corazón que tenga
en las manos, miraré recorrer los últimos pasos al delirio,
feliz y quieto respirando por última vez.
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