Cantando nubes en el suelo,
alucinado conjuros de tupía rota,
cubro la mano ciega de la parodia
que resulta ser la realidad.
Comiendo gotas de sangre en la lluvia,
rezando como un cuerdo, adquiero la
paciencia de lo perdido, hablando
con nadie de todo.
Contento de robar flores del cielo,
bailando magia en la tiniebla, traigo
un corazón latente acompañado de
funerales para el fin.
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