Si la sonrisa de un bebé pude hacer
pura el alma de un hombre, si la tierna
mirada de ese ser tan especial nos
acompaña por la vida recordando colores
y aromas perdidos en el tiempo.
Si los primeros sonidos semejantes
a palabras que salen de su voz es
impecable como la caricia de la brisa matinal,
si sus movimientos frágiles hacen pensar
lo fácil que es estar postrado a sus pies.
Si todo lo mejor y más bello es cuando se
nace, entonces existe un mundo por cambiar
existe un sitio por renovar para continuar
la historia de niños que ríen y viven en un
lugar que se llama hogar.
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