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Cuando los rastros de la luz
infinita dejen de cegar mis ojos
mirare la irónica sonrisa falsa
de unas paredes de un cuarto blanco
y alejare de mi vista las fotos
que me hagan recordar a la desolación.
Veré el humo del cigarro
con más atención y bailare
con el formando una imagen,
llegare colgado de un lápiz
a la extravagante realidad
de no estar vivo y profanare
tumbas ajenas de paz y alegría.
El abismo creciente entre los dos
entre los dos será más bien
la nueva luz con la que podamos
contar y con ellas cantar
canciones profanas de sueños mágicos,
de apariciones y desolaciones.
Los versos no existirán más
en mi mente la verdad saldrá
de su letargo para golpear las mentes
y los corazones de aquellos
que como yo hacen
de todo una historia sin sentido,
una obra que no es de arte,
una imagen que no logre nada
y palabras que vagaran
en el universo sin que nadie las vea.
Todo se ira, las imágenes
con las que soñé,
los colores que aun puedo ver,
hasta la desolación partirá en busca
de un lugar donde sembrar semillas
que se verán florecer tal vez en mi
o tal vez en ti.
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