Eran humildes violetas
entre el césped escondidas,
el perfume que exhalaban
nos orientó donde estaban.
quisimos acariciarte
Pues nos dio pena arrancarte.
Todos los días venimos,
aspirar esa fragancia
es un lujo que tenemos
no queremos que se sepa,
este tesoro escondido,
que con su aroma perfuma
Y que llegará hasta el Cielo.
Tus jardineros seremos
y siempre te cuidaremos,
para que nadie te arranque.
Y como no se te ve
nadie sabe donde estás,
en él suelo y hojas verdes
“son violetas escondidas”
que es la flor de la humildad
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