P refiero que no me preguntes el porqué te
A mo... Ni yo mismo sé
T odavía por qué lo hago.
R espondería tal vez, que fueron tus ojos los que me
I nvitaron a quererte, pues
C ada vez es más grande mi
l lusión por verte; pero no... Más bien pienso que si te
A doro, es porque no puedo vivir de otro modo.
|