Eventualmente vamos gradualmente
hacia adentro, al Ser
cuando el mundo exterior nos abandona.
Viajamos a las regiones no exploradas
de nuestro carazón
donde la Luz irrumpe
como el atardecer sobre la noche.
Dejamos ir todo creyendo que es real,
a la vez esperamos salir de la oscuridad
mientras una gran Luz
penetra las nubes siendo entibiados y despertados.
Nos vemos como realmente somos.
Luz sobre Luz, Color sobre Color
Amor sobre Amor.
Abrazamos y somos abrazados
cantamos y somos cantados.
Planteamos la Mente de Dios
viéndonos reflejados en Él
deslumbrados por nuestra
propia magnificencia.
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