Somos simples mortales
en este efímero mundo,
tan solo un simple suspiro
en la Eternidad del tiempo.
La flaqueza y desaliento
con frecuencia nos visita,
más la fortaleza interior
es la siempre nos empuja.
Apenas sin darnos cuenta
la materia se debilita
abocándonos a la desilusión
obviando la fortaleza del alma.
El poder y la bondad de lo Alto
es la mano que nos guia,
nos proteje y nos acoje
en su infinito Amor cada día
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