Los emisarios de Dios
en el Cielo están de fiesta,
son Árcangeles con sus huestes
cantándole a la belleza.
Entre arpas y violines
entonan mil melodias
vestidos de blanco armiño
y engalanados de nácar.
Sus túnicas son hermosas,
suaves y luminosas.
Sus cabellos son dorados
como el trigo en verano.
Un cónclave de amor
entre los siete han formado
instruyendo al mundo entero
que tan solo la paz del alma
logra olvidar los amarros.
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