En tu grandeza me pierdo,
en lo intangible me fundo,
en tu serenidad me acojo
absorta de tu equilibrio.
La calma que tu me das
no es comparable a ninguna.
Contigo me siento Padre
feliz, completa y a gusto.
Bendigo el día que descubrí
lo mucho de tu cariño,
es el amor más puro y sincero
que jamás he conocido.
Por ello te doy las gracias,
mi Dios, mi amante y mi amigo,
por sentir muy dentro de mi
que eres a quién más he querido
El amor que te profeso
bien sabes que no es de este mundo.
Tú me lo diste hace siglos
y ahora duerme conmigo.
|