Lánguidamente te desvaneces en mi pensamiento, como nube pasajera de verano.
Torbellino enfebrecido de mi ayer
sosegado dormitas en mi presente.
La distancia quebró mi sueño
congelando las brasas de un hechizo
en el cual besaba tu sonrisa
y ahora me marca el desaliento.
En tu ausencia mis palabras sucumbieron
bajo el incógnito de tu regreso,
sin saber si aún reino en tu corazón
o retornas a viejos encuentros.
No olvides mi amor
que el tiempo no se detiene.
Quien te quiso, no te quiere
y quien te quiere, siempre te quiso
|